La reciente crisis sanitaria ha cambiado la forma en cómo vemos el planeta. Gran parte del mundo sigue viviendo y tratando de salir adelante ante una pandemia que ha obligado a la gran mayoría de las personas a permanecer en casa.
Esta contingencia sanitaria también afectó a las escuelas, comunidades que cerraron sus salas de clase para abrir las puertas de sus aulas digitales, lugar en donde los aprendizajes se comparten. Frente a esto, entrevistamos al Director Ejecutivo de Fundación Sara Raier de Rassmuss (FSRR), Ricardo H.C. Evangelista, para conocer los alcances de este nuevo escenario educativo y cómo las fundaciones y organizaciones pueden ayudar en este proceso, en particular a las familias y equipos docentes de escuelas públicas en Chile.
Ricardo hoy tenemos una crisis sanitaria, ayer fue una crisis social, distintos contextos a nivel global o nacional han impactado en la sistematicidad de las clases. En este sentido ¿cómo las organizaciones pueden apoyar a las comunidades educativas en el desafío de cumplir con los objetivos de aprendizaje?
Creo que pretender reemplazar todo el trabajo presencial que se hace en las escuelas, no es real ni tampoco el camino a seguir en esta coyuntura. Debemos intentar dar continuidad al proceso educativo privilegiando los objetivos de aprendizaje más relevantes y hacernos cargo de que son los apoderados y las familias que van a tener que hacerlo, incluso en un contexto de cuarentena. Hoy debemos ser todos profesores y priorizar en la agenda diaria de trabajo en casa y la educación de nuestros hijos. Las organizaciones como la FSRR tenemos la flexibilidad para adaptarnos a este nuevo entorno y focalizar la ayuda a las familias en este contexto. Hay también espacio para ayudar a los jefes de UTP y directores a derivar su trabajo a través de estas nuevas tecnologías. Pero no podemos perder el foco y considerar que las familias de Chile están tensionadas antes la situación que estamos viviendo y más que agobiarlos debemos ayudarlos.
En el caso de las escuelas públicas ¿es más difícil colaborar con ellas y sus familias?
Más que el tipo de colegio, el gran desafío es organizar al equipo de las escuelas para responder a las familias. Hacerse cargo de que sin una planificación sencilla de actividades con sentido pedagógico, a las familias les va a costar mucho dar continuidad al proceso educativo de sus hijos. Ya no son los profesores los “garantes” de la educación, sin embargo surge la oportunidad de entender realmente el rol de facilitadores que debieran tener los docentes en estos tiempos. En esta situación de tensión y emergencia, se notan los equipos educativos que no están cohesionados o no tienen el liderazgo adecuado. Cuesta mucho más organizarse, las capacidades docentes de trasladarse al mundo online también son acotadas y la disponibilidad al cambio es baja.
Si bien existe acceso a la tecnología, en Chile aún existen problemas por parte de docentes y apoderados en sumarse a nuevas plataformas de aprendizaje ¿a qué se debe y qué propone para poder sumarlos a esta nueva forma de aprender?
Una cosa es el acceso y otra es el uso. El smartphone es masivo, la internet en hogares todavía no. Creo que hay un porcentaje de docentes que está preparado para el uso de la nuevas plataformas de aprendizaje, pero aún bajo el supuesto que esto ocurrirá con un niño o niña al frente de un escritorio y un computador y esto no es tan así. Hoy el tema solo puede ser masivo por los teléfonos y ahí sí creo que no estamos preparados ni como docentes ni apoderados. Esta emergencia nos saca ya del supuesto que a futuro ocurrirá; es necesario hoy. O nos subimos al carro o nuestros hijos no aprenden. A los apoderados yo les propondría mucha paciencia y que coloquen en su agenda el tiempo para la educación de sus hijos. Yo tengo 3 hijos y junto a mi señora trabajamos de la casa, pero ¡me ha costado muchísimo conciliar el tema! No es fácil, por eso también necesitamos la ayuda de los docentes. Tenemos que tener una guía clara de los profesores, si nos comunicamos fluídamente entre escuela y familias, vamos comprendiendo los desafíos que trae para cada familia y lo sacaremos adelante.
La FSRR tiene el objetivo de apoyar a las escuelas para que, por medio de su Programa Alfadeca, finalicen los alumnos de 1º básico leyendo y escribiendo. Bajo este contexto ¿cómo el programa los está apoyando y cómo se está vinculando con otras organizaciones para poder impulsar aprendizajes en el hogar?
Estamos disponibilizando todo nuestro material online. Somos parte de la campaña #aprendoencasa (www.aprendoencasa.org) en donde más de 30 organizaciones disponibilizan contenido pedagógico de calidad en varios países de latinoamerica. Estamos creando videos y enviando a las más de 1000 familias que atendemos, material para que puedan ir enseñando a los niños y niñas a leer y escribir, de esta forma aportamos ante esta contingencia y creemos que podemos seguir el proceso educativo de la lectoescritura en casa.
Terminando esta cuarentena ¿cuál cree que será el mayor desafío para las comunidades educativas y organizaciones de apoyo en materia educativa?
Esperamos sinceramente que termine luego esta emergencia. Pero vemos que podría durar meses. Por eso estamos trabajando hoy para que no sea un tiempo de vacaciones, sino de continuidad educativa de los procesos. Nosotros retomaremos nuestra aplicación del programa en donde llegue cada niño y enfrentaremos junto a las escuelas las dificultades que tengamos para nivelar los aprendizajes de lectoescritura que son tan necesarios. Si un niño aprende a leer a temprana edad, este podrá asentar las bases del aprendizaje que logrará en su vida, por lo que es crítico el éxito de este proceso, aunque sea entre un contexto de cuarentena y de clases no presenciales.